Unos
doscientos senderistas participaron en la segunda edición de La
Petaquina. Una marcha solidaria
organizada desde el año pasado por el Club Senderista 3 Caminos de
Ubrique con el patrocinio de diversas instituciones públicas y
privadas que se está convirtiendo en todo un referente de la
serranía gaditana. Pocas actividades pueden presumir de aunar de una
manera tan exitosa lo lúdico con lo deportivo. Además no conoce
límites generacionales puesto que participaron desde niños de 9
años hasta adultos de 79. Un espacio, pues, para compartir porque es
apto para todas las edades ofreciéndonos a todos la oportunidad
también de aproximarnos al entorno natural. Sin duda una respuesta a
la necesidad que todos tenemos de reconciliarnos con la naturaleza al
mismo tiempo que nos socializamos.
Muchos
no quisieron perderse este año La
Petaquina y muy temprano empezaron a
congregarse en la plaza del Ayuntamiento de Grazalema, donde los
organizadores tenían previsto dar las primeras instrucciones y
obsequiar a todos con productos de la repostería local y un recuerdo
de la caminata. A continuación, una larga fila de participantes a lo
largo del itinerario daría color al Parque Natural para unir las
localidades de Grazalema, Benaocaz y Ubrique, situadas todas ellas en
el corazón de esta reserva de la biosfera.
El primer tramo discurrió paralelo al cauce, todavía seco, del río
Guadalete siempre en ascensión hasta el puerto del Boyar. Cuando se
llegó al mirador el frío ya había desaparecido y las primeras
luces del sol anunciaban un extraordinario día.
Desde allí se visualizaba el corredor del Boyar, una depresión
alargada delimitada por la Sierra del Pinar y la del Endrinal. Un
espacio de una gran complejidad porque resulta ser el lugar más
lluvioso de toda la Península Ibérica puesto que las masas nubosas
que llegan del Golfo de Cádiz se encuentran con esta montañas
calizas.
La bajada y travesía del corredor del Boyar se pudo realizar sin
incidencias, mientras todos recordaban que el año pasado este tramo
había sido algo complicado por el barro. En algunas partes el
sendero se estrecha para caminar entre imponentes árboles. Pero el
horizonte se abre cuando llegamos a los llanos próximos al Salto del
Cabrero, uno de los puntos geológicos y paisajísticos más
interesantes del Parque. Se trata de una falla que afecta a un bloque
calizo que queda dividido en dos partes, y un poco más abajo el
arroyo del Hondón, uno de los cursos de agua más espectaculares de
la zona.
Se aprovechó la parada en el puerto Don Fernando para contar algunos
aspectos de la historia de la comarca. Tras lo cual se emprendió una
nueva bajada por una zona muy pedregosa hasta atravesar el arroyo
Pajaruco, muy cerca de Benaocaz.
La interminable cadena solidaria
recorrió su barrio nazarí camino del primer avituallamiento en la
plaza de La Libertades. Allí el ambiente era plenamente festivo al
confluir varios eventos, como la exposición “Arte para Todos”
de pinturas, fotografias y grabados a cargo de un colectivo de
artistas de la zona y una feria del libro de autor con la presencia
de algunos escritores, y todo ello acompañado del plato de chorizo
al vino que nos estaba esperando. Todo un regalo.
La bajada por la
Calera sería rápida para reagruparse el otra vez todo el grupo a la
entrada de Ubrique y continuar por la calle Villaluenga para recorrer
su casco antiguo en dirección a la Peña Sevillista, donde estaba
previsto el último avituallamiento.
En
el horizonte de La Petaquina
se mantiene el carácter solidario con el que nació y así lo
recaudado con las inscripciones se destinará al Centro Ocupacional
“El Curtido”. Asimismo, a lo largo de la ruta se homenajeó al
Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz, con especial mención
al cuerpo de Ubrique, cuya unidad de rescate viene dando muchas
muestras de eficacia hasta le punto de ser unos de los mejores
aliados con que cuentan todos los senderistas que llegan a esta
comarca. Sólo queda felicitar a estos ruteros ubriqueños empeñados
en que abandonemos el sofá para que ventilemos nuestros pulmones,
conozcamos nuestras riquezas naturales y nos reencontramos con los
amigos dentro, todo ello, de un ambiente extraordinario y festivo.
Enhorabuena.
Magníficas fotografías y magnífico paisaje, que conozco en parte gracias a Antonio Morales.
ResponderEliminarUn saludo desde Cataluña,
Marcel