La experiencia del
Camino Lebaniego
Afrontar el Camino
Lebaniego es un reto para cualquier. Una vía legendaria y de las más antiguas
rutas de peregrinación. Repleta también de contrastes. Se parte del mar y se
asciende hasta los pies de los picos de Europa. Además, es toda una
experiencia, durante la mayor parte del año apenas te encuentras gente y muchos
servicios están cerrados por lo que se recorren kilómetros y kilómetros
envueltos en una naturaleza en estado puro. En estas condiciones uno se
enfrenta a fuertes desvíveles, con constantes subidas y bajadas, valles
profundos y caminos pedregosos con los imponentes picos de Europa siempre en el
horizonte
Un grupo de senderistas y montañeros de diversas localidades
del Camp de Gibraltar aceptaron el reto de culminar el Camino lebaniego entre
los día 2 y 5 de abril de 2025. Desde
San Vicente de la Barquera al monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde se
encuentra el “Lignum Crucis”. Un camino escasamente transitado en esas fechas
que nadie del grupo expedicionario lo había recorrido con anterioridad, por lo
que se trataba de una experiencia nueva.
La propuesta montañera estaba organizada, como otras de este
tipo, por el gerente de Divertours de Los Barrios, José Antonio Muñoz, y guiada
por el rutero Daniel Celis, de Multiaventuras de San Vicente. El camino se
realizó de la mano de estas dos personas que se preocuparon de todos los
detalles, como los desplazamientos en bus desde nuestro particular “campamento
base”, instalado en el hotel Faro de San Vicente, hasta el punto de partida de cada
etapa. Este alojamiento disfruta de espectaculares vistas sobre la ría de San
Vicente y sobre los nevados picos de Europa. Los desayunos y cenas compartidos
nos sirvieron para ir haciendo grupo entre un conjunto de personas ávidas de
aventuras y experiencias. Con estos ingredientes la empresa no podía salir mal.
Incluso mejor de lo esperado.
Los senderistas solo se tenían que preocupar de disfrutar de
la naturaleza en estado puro por estos caminos milenarios. Caminos llenos de
historia que nos llevaron a poblaciones como Muñorrobledo, Cades y Cabañes y a
conocer manifestaciones artísticas en lugares remotos, como la iglesia mozárabe
de Santa María de Lebeña. Núcleos, todos ellos, aislados y casi desiertos.
Porque también por estos montes la despoblación ha hecho sus estragos pero
conservan el sabor de lo auténtico. Porque el medio rural nos permite como
pocos ámbitos este contacto directo con
la naturaleza y con la historia. En lugares como estos se encuentra el último
reducto de la cultura rural, donde los cambios son menos apreciables.
Asímismo, tuvimos la oportunidad de acercarnos a joyas
paisajísticas, como el sobrecogedor desfiladero de la Hermida, valle profundo
cuya contemplación desde la altura del mirador de Santa Catalina corta el
aliento y al que se accede a través de la llamada senda mitológica, jalonada de
figuras sacadas de la tradición cultural cántabra. Todo ello envuelto en una
gran diversidad de paisajes entre los que destacan los bosques de imponentes
castaños y las riberas de los vertiginosos ríos cántabros, cortos y caudalosos,
que discurren de manera paralela al camino.
Pero para atender a todos los gustos, la propuesta se
completó con una variado programa turístico y cultural. Así, se pudo disfrutar
del museo y de la réplica de la cueva de
Altamira. Sin duda una de las cumbres de la pintura rupestre y considerada como
la capilla sixtina del arte cuaternario. También milagros geológicos como la
cueva de El Soplao, sin duda una de las sorpresas del viaje, con sus galerías
que no dejan de asombrarnos por lo que puede hacer el agua a lo largo del
tiempo. Así como localidades que suelen figurar en todas las listas de los
pueblos más hermosos de España, como son los casos de Santillana del Mar y la
modernista Comillas, auténticos representantes de los atractivos cántabros. Sin
olvidar el ambiente montañés de Potes, ya a los pies del monasterio.
En definitiva una experiencia que nos ha dejado a todos
satisfechos. Y contamos los días que falta para volver a tener la oportunidad
de experimentar sensaciones como las vividas de la mano de una organización
solvente. Enhorabuena a los
organizadores y a los participantes a partes iguales por escribir esta hermosa
página de nuestra historia viajera.
Antonio Morales Benítez
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