En los Picos de Europa, a solo dos kilómetros de la localidad cántabra de Potes, se encuentra este histórico monasterio franciscano dentro de un maravilloso entorno. Un lugar de ensueño, respaldado por una espesa ladera de hayedos.
Este enclave religioso se
fundó
en el siglo VI, pero hasta el siglo IX no se construye la iglesia prerrománica.
Sin embargo la actual es del siglo XIII con algunas reformas. Cuenta la
tradición que aquí se escondió en el siglo VIII un fragmento de la cruz que
había traído de Jerusalén el obispo de Astorga, Toribio. Se puede ver, a
distancia, en un camarín situado a la izquierda del templo el crucifijo dorado
que conserva en su interior el trozo de cruz. También en este lugar se retiró el monje
Beato, autor de un comentario a la Apocalipsis de San Juan.
La
visita al interior del templo es guiada, aunque en nuestro caso no pudimos entrar al resto de las dependencias
del monasterio. Solo al templo.
Pero
se puede hacer una pequeña excursión por un camino que parte junto al
monasterio y perfectamente señalizado por los alrededores para estirar las
piernas y conocer algunas de las vías de peregrinación. Al mismo tiempo que
vamos coronando este entorno podemos disfrutar
de una perspectiva más amplia del conjunto arquitectónico, descubrir varias ermitas y oratorios que van
jalonando el recorrido y disfrutar del paisaje con unas magníficas panorámicas de este entorno montañoso del
valle de Liébana y del macizo oriental
de los Picos de Europa.
Se
tiene también la opción de alargar nuestra excursión por el denominado Camino Lebaniego.
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