martes, 28 de agosto de 2018

Belchite, las ruinas de la Guerra Civil




Se cumplen 81 años de la batalla de Belchite. Una operación iniciada por el ejército republicano para aliviar la presión del Frente Norte y evitar la caída de Bilbao y Santander y que iba a convertirse en uno de los episodios más sangrientos de la Guerra Civil Española con más de 5.000 muertos y 3.000 detenidos.
El sitio, iniciado en agosto de 1937, pronto se convirtió en asalto y sus calles en campo de batalla. Una lucha casa por casa en una pequeña población que parecía la llave para tomar Zaragoza.  Tras una efímera victoria republicana, fue tomada por las tropas sublevadas seis meses después. Finalizado el conflicto bélico, Franco prohibió que se reconstruyera para que quedara como la ciudad mártir del bando nacional y prueba de los excesos del bando vencido, prometiendo la construcción de un pueblo nuevo. En sus proximidades se creó un campo de concentración, que alojó a parte de la población, familiares de izquierdistas locales, así como a centenares de prisioneros de guerra en condiciones extremas ocupados en la construcción del nuevo Belchite.
Al mismo tiempo muchos supervivientes tuvieran que seguir viviendo a duras penas entre las ruinas hasta que se construyó el nuevo pueblo en 1954, iniciándose entonces un penoso traslado que se iba a prolongar durante diez años. 
Sin embargo, las promesas no fueron acompañadas de medidas de conservación del histórico pueblo. Y hasta 2002 esta ciudad que simboliza como pocas los horrores de la guerra no fue declarada Bien de Interés Cultural y cinco años después protegidas sus ruinas con una valla. 
Al visitar sus calles y casas son perceptibles las huellas del abandono y del expolio. Sobrecoge recorrer su trazado mudéjar, con una arteria  principal, la calle Mayor, y otras estrechas y tortuosas, así como lo que queda de sus iglesias y conventos, ejemplos del mudéjar aragonés. Actualmente la oficina de Turismo organiza visitas guiadas y la localidad se ha hermanado con Oradour-sur-Glane, ciudad francesa cuya población fue masacrada por el ejército alemán.

Hasta Belchite acuden cada año miles de visitantes de todas las nacionalidades atraídos por los ecos de la Guerra Civil y que han convertido esta localidad, cuya población se vio atrapada en medio de una batalla más simbólica que estratégica, en un lugar de memoria. 


























































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