Rodeada
de prados verdes, campos de cultivo y viñas, esta pequeña localidad del Bajo
Ampurdán se ha convertido en uno de los enclaves más importantes de Cataluña en
lo que se refiera a arquitectura medieval. Declarada bien cultural de interés
nacional, conserva su antiguo aspecto feudal con sus calles estrechas y tortuosas,
numerosos entrantes y salientes y defendida por un gran foso excavado en la
roca. La Edad Media ha dejado para siempre su impronta en todos sus rincones y
no deja de sorprendernos su magnífica conservación que hace innecesario seguir
ninguna ruta previamente trazada ni consultar ningún plano, sólo dejarse llevar
por las sensaciones de estar viajando a otra época. Existen lugares en que lo extraordinario es estar.
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