Con estos colores, con estos contrastes, con el relax de una visita sin
agobios de ningún tipo, pues estaba claro que íbamos a volver a Marruecos. Así
fue, nos fuimos a Rabat-Salé y a Casablanca y nos volvieron a impresionar y a
dejarnos felices como visitantes. ¿Qué más nos podrían mostrar que no hayamos
visto antes?
Sin embargo, a todo este modesto reportaje le faltan los
sonidos, los olores y las temperaturas. Nosotros seguimos soñando en volver a
Marruecos para conocer el norte o el desierto…
Casablanca
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