El Camino 2016 fue planteado por los amigos David Cotrino y
Pepe Rodríguez y nos fuimos agregando los demás por distintos
motivos, objetivos y visiones. Para algunos era su primera vez, como Juan José
y los propios David y Pepe. Para Antonio,
con seis a sus espaldas y para mí, con dos, era como un fin de ciclo, ya que con estas etapas cerrábamos el Camino
Primitivo. Para Manolo, después de 15 ediciones del Camino, era uno más. Lo
cierto es que todos subimos con la ilusión del adolescente que empieza su
aventura vital.
Hicimos parada en
Salamanca, tierra de Lazarillo y Universidad, y vive Dios,
que ciertas son, rezuma el paseo por el Tormes ambas aseveraciones y el tránsito
por su puente romano y la estampa bucólica que nos presenta su Catedral y la
milenaria silueta de la helmántica ciudad impresiona. Ni qué decir tiene el legado que conserva
entre sus muros, archivísticos y sacros. Dan cumplida cuenta nuestras fotografías
en el no siempre bien conocido por el gran público Archivo General de la Guerra
Civil o el Museo de Unamuno, del s. XVIII o su churrigueresca Plaza Mayor.
Dejamos atrás Salamanca y
nos dirigimos a la no menos histórica Santiago. En Lavacolla, dejamos los
coches y ni siquiera entramos, alguno de los caminantes espeta, de forma dogmática: “no nos hemos ganado el
derecho a pisar sus calles”. Dice bien y asentimos el resto del grupo, por lo
que de forma inmediata tomamos el autobús que nos llevará a nuestro punto de
partida, la romana Lugo, para algunos, era ciudad ya conocida y admirada por su
belleza. Su muralla es única en el mundo, ya que se conserva intacta, pateadas
por encima de sus muros, con casi siete metros de altura en algunos tramos, sus
cuatro metros de anchura y sus casi 2.120 metros de perímetro, y contempladas
también desde su exterior hacen de la placidez del paseo nocturno, que la retirada al descanso que precedía a
la primera etapa de nuestros 101 Kms.,
relajados y prestos al sueño.
Desayuno frugal a eso de
las siete de la mañana, mientras contemplamos el balneario y el puente romano
sobre el Miño, que supone el “pórtico” de nuestro camino. Nuestros primeros
kilómetros de camino, de una belleza un tanto extraña, ya que se van mezclando
las riberas de Miño, con gran cantidad de kilómetros de asfalto, hasta entrar
en la galería y corredoiras gallegas ( http://carreterassenderosveredas.blogspot.com.es/2016/08/corredoiras-gallegas-del-camino-de.html ) verdaderas joyas de la
vertebración rural gallega. Primer descanso, a pie descalzo, en San Román y
como a un kilómetro, en el albergue O Candido, reponemos líquido y algo de
energía, desde allí a Ferreira, que fue un continuo subir y bajar, por la Galicia profunda,
bosques de eucaliptus de repoblación para papel y grandes praderas con su hierba verde (en agosto), para dar alimento a sus
preciosos ejemplares bovinos. Los lavaderos con su agua fresquita y
reponedora y un hecho que nos llamó la atención a todos
nosotros, la cantidad de cementerios que cruzamos, parece ser, que dentro de la cultura antropológica
gallega está el reposar en la patria chica al llegar la hora del último viaje.
El albergue A Nave de
Ferreira (gracias Isabel) colma todas nuestras expectativa, lo que otrora fuera
una nave de pollos hoy es un moderno edificio, felizmente recuperado para el
descanso y disfrute de nuestras hora de ocio, que por cierto tuvo su
culminación en la hora de la cena colectiva. Momentos para enmarcar, pues
representan el verdadero espíritu del Camino, nuestro amigo David se ganó el
calificativo de grande, pues llegó a emocionar a una pareja de padre e hija
napolitanos, con su canto y el auditorio de unas treinta personas, totalmente
entregados. Los 25,3 Kms. Acabaron aquí.
Acometimos la segunda de
nuestras etapas prevista a Melide, con sus 20,3 Kms. Etapa corta ésta, programada así a conciencia. La cuna del pulpo
es Melide y Garnacha, junto con Ezequiel sus emblemas. A sugerencia de un
paisano melidense, Garnacha y su pulpo, por supuesto, regado con tinto, hizo
hincapié en este detalle y a fe mía que es cierto, jamás probamos pulpo de
semejante sabor.
El Abergue San Antón es
un edificio recientemente rehabilitado a pocos metros de la plaza principal y
fue nuestra morada. Con la iglesia del Espíritu Santo y dentro de la cual la Capilla de San Antonio; la acústica de su coro, es impresionante a decir del experto David.
La jornada más larga y
exigente fue Melide – O Pedrouzo, 33,1 Kms. si bien es cierto que es de las más
bonitas, además confluyen ahí varios caminos: del Norte y Primitivo y la heterogeneidad de sus paisajes, lo hacen atractivo a las
puertas mismas de Santiago. Al pasar por Arzúa, cerquita de Boimorto, tuvimos
un recuerdo para Luz Casal, aunque asturiana de adopción, gallega de
nacimiento.
Hicimos parada obligada
para reponer fuerzas en O Pino, a las mismas puertas de O Pedrouzo y allí unas viandas,
hicieron de nuestras maltrechas fuerzas, una carga de energía necesaria que nos
impulsó hasta albergue Otero, en la misma ruta del camino, sin tener que salir
del mismo, destino final de esta tercera
jornada. Ducha reponedora y la búsqueda de avituallamientos para un picata
dieron por concluida esta jornada, no sin antes, gran e interesante debate con
unas chicas catalanas sobre la situación actual de su tierra, el Camino da para
eso y para más.
Por fin, Santiago. Era nuestro destino añorado. Acometimos
estos 20,4 Kms que con la ilusión del que por primera vez llega a Santiago a
pie, se hizo largo, porque el Monte do Gozo se aleja, ves a compañeros, ya en los últimos estertores de sus fuerzas y
cómo sacan ese orgullo por haberlo conseguido, historias impresionantes (que
dan para otro capítulo aparte) las que hemos
conocido y que confluyen en torno a una ciudad, que con el paso de los
años, se hace más grande, y cada uno de nosotros con su pequeña historia, y como diría el gran
Facundo Cabral: “Libérate de la ansiedad,
piensa que lo que debe ser, será y sucederá naturalmente”.
Mundo Albergue, es la
residencia elegida en Santiago para pernoctar, a trescientos metros de la Plaza
de Obradoiro, con unas vistas desde su última planta inmejorables y muy cerca
de la Hospedería de San Martín Pinario, donde dimos cuenta de un menú del
peregrino que, la verdad, supo a gloria.
El viernes tocó el gozo
de compartir con los compañeros de ruta una buena y magnifica degustación de
productos gallegos por antonomasia, con recuerdo de Manolo siempre presente
porque él siguió para cumplir una
promesa a su querida Ana. He querido dejar para el final este acontecimiento,
Manolo era el más veterano de cuantos íbamos y 15 Caminos lo contemplan, su trato afable, su
comportamiento exquisito y la camaradería por bandera, como si fuera el primero
que hacía. Su compromiso: llegar a Finisterre, y lo consiguió, así mismo en el Camino
recibió la alegre noticia que iba a ser abuelo por tercera vez, de su hija Cristina, y esta vez de otra nieta; creo que este tipo
de noticias y la tranquilidad con la que las asume son lo que hacen de Manolo
Olmedo un personaje ejemplar.
El Camino terminó para
unos, el día 11, para otro el 14, pero
el recuerdo perdurará entre nosotros. Buenas y magnificas jornadas las vividas.
Q bien escribes Juan Manuel! No conocía este blog. Saludos Carlos Domínguez.
ResponderEliminarQ bien escribes Juan Manuel! No conocía este blog. Saludos Carlos Domínguez.
ResponderEliminarQué bello escrito, qué bellas fotos y qué maravillosa experiencia . OS felicito a todos y en especial a ti Juan Manuel
ResponderEliminarQué bello escrito, qué bellas fotos y qué maravillosa experiencia . OS felicito a todos y en especial a ti Juan Manuel
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