Perteneciente al
departamento de la Cotes-d´Armor, en la región
de Trégor de la Bretaña francesa, nuestra nueva propuesta veraniega
consiste en un recorrido a través de lo que se conoce como el Sendero de los
Aduaneros, entre las ciudades de Perros-Guirec y Ploumanach, con el faro de Men Ruz como punto
intermedio..
Toda la costa
bretona se ha señalizado con numerosos senderos a lo largo cientos de
kilómetros sin perder de vista nunca el mar y que se corresponden con el
denominado GR-34. Dentro de esta fachada atlántica, uno de los lugares más
peculiares es un tramo de 10 km. entre Perros-Guires y Trécaste. El corazón de
la zona es el Sendero de los Aduaneros. Su historia se remonta al siglo
XVII, cuando el rey Luis XIV ordenó una mayor vigilancia de las costas para
controlar todas las operaciones comerciales de entradas y salidas de géneros
que se escapaban del fisco. Por ello se
dotó a estos lugares de nuevas vías y casetas para los aduaneros.
Hoy es un sendero cómodo y
perfectamente señalizado, apto para realizarlo con toda la familia. Siempre
dejado a un lado el municipio de Ploumanach, antigua aldea de pescadores,
existen incluso veredas en lugares intermedios para acceder rápidamente al
pueblo.
Todo el conjunto se
presenta como un mundo aparte con rocas de extrañas formas moldeadas por el mar
y el viento a los largo de miles de años. Este caos rocoso no cesa, así como
una fantástica sinfonía de colores. La luz se mezcla con los turquesas del mar y las características
formas rocosas de color marrón y rosa esculpidas por el océano y el viento. Y
con la puesta de sol y la inclinación de la luz, el granito adquiere diferentes
colores entre el rosa y el anaranjado. Dicen que para encontrar algo parecido
hay que viajar a Córcega o a China.
A lo largo de la
ruta nos acompañarán en todo momento las gaviotas y esa mezcla única de mar,
viento y salitre. Llegados al faro, que enseguida reconocemos porque hemos
visto su silueta multitud de veces en esas famosas fotos marinas, se incrementa
ese caos de piedras rosas y podemos jugar a adivinar sus formas en cresterías y
roquedos. Dicen que los bretones son muy aficionados a las leyendas y
proyectan su imaginación sobre estas rocas.
La excursión acaba
en la playa del pueblo, donde está el famoso oratorio marino y en lo más alto
el castillo. Todo este increíble mundo mineral es hoy una reserva natural de
gran valor que atrae a numerosos visitantes.
Las grandes moles de piedras, podrían confundirse con enormes paquidermos petrificados, a la vez que con una basta cobertura de chocolate, cuya textura está lista para consumir, sino fuera por el precio de los implantes. Gracias nuevamente por descubrirnos nuevos destinos.
ResponderEliminar¡Preciosas fotos y día muy soleado! Tuvisteis suerte. Además, poca gente, salvo en las último tramo. ¡Disfrutad mucho!
ResponderEliminar