Deslizarse
con raquetas de nieve entre bosques y prados de alta montaña
constituye toda una aventura invernal que hemos realizado gracias
a nuestros amigos catalanes que nos condujeron por uno de
los valles más alto de Europa, el de la Cerdaña, una zona
fronteriza entre el Principado de Andorra y la Sierra del Cadí, un
paraíso envuelto de montañas donde desaguan algunos lagos
pirenaicos hacia el río Segre. Concretamente nuestra excursión
discurrió en una zona próxima a la localidad de Aransa.
Hasta
allí se llega por la carretera que une Puigcerdá con
la Seo de Urgell, hasta que, a la altura de Martinet, se debe
coger otro cruce hacia Lles de Cerdaña y Aransa. Y desde este punto,
ya siempre con cadenas, hasta la estación de esquí nórdico de
Aransa. Una vez allí se inicia una ruta ascendente de unos 10
kilómetros entre un bosque espeso de pinos caminando a través
de un entramando de senderos, todos ahora borrados por la nieve, y
campo a través. Sólo las huellas de otros excursionistas y
las señales rojas en los troncos de los árboles deben servirnos de
guía.
Conforme vamos ganado altura iremos tomando conciencia de la grandiosidad de las moles que nos rodean. Evidentemente se trata, para los que no estamos acostumbrado a llevar raquetas, de una ruta exigente, con cierta dificultad en los tramos finales pero que tiene su recompensa cuando se corona el alto del Mirador a 2.150 metros, donde se disfruta de una magnífica panorámica sobre el Alto Urgell, la Cerdaña y la Sierra del Cadí Hasta que un cambio repentino en la meteorología, y lo avanzado de la hora, aconsejara iniciar un rápido descenso. Ahí van esas fotos de esta aventura pirenaica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario