Cada primer sábado de septiembre una
legión de artistas llegados de diversos puntos de España concurren en la localidad gaditana de Ubrique para participar en su concurso
de pintura rápida al aire libre. Este año el “Villa de Ubrique”,
heredero de alguna manera del inolvidable certamen de “Las Cuatro
Esquinas”, llegaba a su tercera edición, y contó con la
participación de casi un centenar de creadores dispuestos a pintar su
casco antiguo de todas las formas posibles. Desde las 9 horas, tras
el correspondiente sellado de los soportes, hasta la entrega
definitiva de las obras, a las 17 horas, es el plazo establecido para
intentar captar en un lienzo el alma de este entorno andaluz. Cada
uno debe ofrecer, desde su propia óptica, su particular propuesta
artística de este conjunto urbano. Sus calles, plazas, edificios,
fuentes, luces, así como el ambiente de sus rincones. Artistas
desprovistos de cualquier artificio y barreras enfrentados al reto de
reinterpretar este espacio. Una experiencia única y una oportunidad
como pocas de convertirnos en testigos del milagro del arte. Y en ese
juego de complicidades que se establece durante la jornada es casi
imposible no tomar partido, incluso confeccionar tu particular
quiniela. Por eso siempre se espera con expectación el fallo del
jurado en la plaza del Ayuntamiento, tras lo cual los ganadores
tienen que abrirse camino entre la multitud para recibir desde las
escaleras del Consistorio las felicitaciones de aquellos que han seguido
todo el proceso creativo. Una oportunidad de conocer este entorno urbano, declarado bien de interés cultural, que ha conservado su
original trazado medieval, de la mano de estos creadores.
Me gusta el trato tan especial que has ofrecido a la obra número 30. ¿por qué será?.
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