La subida a los picos Mulhacén y Veleta
no presenta especial dificultad por algunas de sus caras y es asequible para
iniciarse en esta disciplina al no exigir demasiados retos técnicos. Sin
embargo, junto al Aneto, están entre las tres máximas elevaciones de la
Península Ibérica y en la estación estival atraen cada vez a más gente buscando
esas sensaciones que solo se encuentran en el montañismo. Porque la alta
montaña atrapa cada vez a más senderistas.
Nuestra propuesta consiste en enlazar
estos dos picos en una jornada con salida y llegada a lo que se denomina
Posiciones del Veleta, adonde llegamos en bus por la carretera más alta de
Europa. Para culminar esta ruta fueron necesarias algo más de 8 horas a fin de
superar los 22 kilómetros que tiene y los 1.500 metros de desnivel. Una ruta
exigente pero, como decimos, asequible para mucha gente porque muchos
kilómetros se pueden hacer por pistas.
Desde Posiciones, una antiguas
construcciones que tuvieron un uso militar, hay que afronta la subida al pico
Veleta de 3.395 metros. Un ascenso relativamente cómodo desde el lugar de
partida para atacar una de sus crestas. Desde esta atalaya ya tendremos una
panorámica de 360 grados de todo el entorno y podremos hacernos una perfecta
idea de nuestra empresa porque todo lo presiden las dos moles que vamos a
subir. También divisamos desde estas alturas otras cumbres no menos importantes
como La Alcazaba, Los Machos o Elorrieta, así como todo el complejo de las
pistas de esquí e instalaciones de Pradollano.
Tras las fotos de rigor, iniciamos el
descenso por otra de las crestas hacia el refugio de la Carihuela para conectar
por una ancha pista de la que vamos a salirnos pronto para buscar el paso de
Los Guías, también conocido como de Los Machos. Un tramo en pared con cadenas
que representa el único punto complicado y que se puede obviar si no lo vemos
claro. Tras ello retomamos la pista principal. Nos espera una larga travesía,
primero junto las lagunas de Río Seco, y después la loma Pelá y lo que se
denomina La Puerta, punto en el que la pista inicia un descenso.
Este recorrido por estos áridos parajes
podemos acortarlo si cogemos un atajo que nos encontramos a nuestra izquierda y
que nos lleva hasta el circo glaciar donde se encuentran el lago y el refugio
de la Caldera. En su punto más alto tomaremos conciencia de la dura subida que
nos espera hasta coronar el Mulhacén. Por ello es conveniente reponer antes
fuerzas y buscar algo de sombra en el refugio.
La subida la haremos por la cara oeste
del techo de la Península Ibérica. El sendero, perfectamente visible, asciende
en zigzag con fuertes desniveles. En ningún momento se vislumbra la cima y
caminamos por un mar de piedras que parece que no se acaba nunca. Con un sol de
justicia encima, podemos pensar que
estamos en un infierno. Pero hay tomarse esta dura subida con tranquilidad para
no sucumbir en el intento. Hacer algunas paradas, hidratarse para retomar de
nuevo a la tarea y, cuando menos nos lo esperamos, ya estamos arriba.
Ahora toca la recompensa que venimos
buscando después de superar muchos desniveles. Buscamos un horizonte limpio
para alargar nuestra mirada hasta el infinito. La Alcazaba, Siete Lagunas, el
propio Veleta y, los días claros, se puede ver hasta Marruecos. Cuenta la
leyenda que allí yace uno de los últimos monarcas nazaríes. Existen unas
estructuras de antiguas construcciones. Las fotos en el índice geodésico, que
marca la máxima altura de la Península encima de la pequeña capilla de la
Virgen de las Nieves, parecen obligadas. Se recomienda reservar tiempo para
sentarse un poco y disfrutar de estas hermosas vistas y de todo lo que puede
ofrecernos la alta montaña.
Finalmente, la vuelta la haremos por el
mismo camino, buscando siempre la pista principal para no desorientarse entre
este mar de nubes y la grandiosidad de esta naturaleza.