En el extremo sur europeo, la playa
de Los Lances y la isla de Las Palomas nos ofrecen siempre imágenes
sorprendentes. Y un día gris, de nubes
bajas, tiempo revuelto y algún que otro chaparrón puede depararnos ese pulso
entre los diversos elementos de la naturaleza. El cielo, el mar y todo el
entorno costero parece que se ponen de acuerdo para ofrecernos un homenaje a
los colores y las texturas salvajes que nos rodean bañando todas las imágenes
de azules, blancos, rosas y violetas.
El agua cristalina sirve de espejo
a todas las luces y al sol que este día se esconde pero que se hace presente
finalmente en algún momento haciéndose un hueco entre las nubes.
Ahí van esas imágenes captadas una
tarde de febrero en este entorno privilegiado que no puede dejar de mirar al
Estrecho.
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