Por todos es sabido que la Sierra de Cádiz es la comarca que
mayor pluviometría aporta a las estadísticas nacionales, concretamente 2200
l/m² en Grazalema de media anual aproximadamente. Pero la estructura cárstica
de la zona hace que este agua no permanezca en la superficie, sino que se
filtre a través de acuíferos subterráneos, por lo que los veranos representan
desde tiempo inmemorial un verdadero obstáculo para nuestros ganaderos. Para
suplir esa carencia desde hace siglos se construyeron una serie de aljibes a lo
largo de esta Sierra
Por ello hemos organizado una ruta, acompañados por los
compañeros de los clubes senderista 3 Caminos de Ubrique y Camino y
Jara de Algeciras, para conocer los aljibes de los términos de
Ubrique y Villaluenga del Rosario, hasta un número de nueve aljibes, y uno de
los nacimiento de abastecimiento de la población de boca de la
primera localidad.
El aljibe es una estructura de obra semi enterrada. Su agua
suele proceder de la lluvia recogida en los tejados de las casas
cercanas, del propio tejado del ajibe y de las acogidas del entorno canalizadas hasta él.
También los hay naturales, en vasos que la misma piedra retiene y un
sistema de polea extrae el agua para abrevar el ganado.
Con este motivo, y aprovechando las
primeras aguas otoñales, que para un
ubriqueño implica el transito entre las fiestas septembrinas, de final de
verano, y la navidad, y que viene marcada por una fecha principal, el día de
los Paseos, ya entrados en noviembre, muy al principio, y donde los niños
degustan los manjares de los frutos de otoño, y los adultos el fruto de
la vid. Además de compartir jornada con amigos y familia, eso es precisamente
lo que hicimos este sábado, suponía un anticipo del puente de los Santos, que
adelantamos una semana. Compartimos una jornada memorable con nuestros amigos
senderistas de Camino y Jara. No faltaron los frutos secos, cogidos in
situ de los nogales, más bien a los pies de los mismos, por lo tardío de
la fecha, y un poco adelantados a la fermentación del mosto joven, y por
ello, el pacharán hizo simbólicamente de urdidor de encuentros e inspiró
a los de uno y otro lado a compartir las viandas.
El paseo fue espectacular, a mi entender, fueron unos 18,6 Kms.
con un desnivel acumulado subiendo de 1103 m y bajando de 1129 m. Más o
menos como los estadios de una relación amorosa, fuerte al principo, Ubrique El
Alto con las ruinas de Unrica, perdida entre lentiscos, caleras,
altares improvisados, el Llano de la Munición, las cruces talladas en la senda
que dirige al Paso de los Carboneros, los Pedernales (aquí conocidos por los
pernales) y la Cruz de la Vieja, en honor de la pobre Isabel Barea,
despeñadas hace años por esos riscos. Suave y cálida en su
trayecto, Manga de Villaluenga, aljibes del Chaparral, bajo y alto, la
Magdalena, del Médico, y por último los aljibes del cerro de Algarrobal y
aspera pero no exenta de belleza al final, con su pedregal calizo, para
concluir con una eclosión lúbrica que sólo da el líquido elemento a las faldas
de la Merga en la Casa del tío Paco, y por último el acuífero del
Algarrobal.
Quiero expresar nuestro agradecimiento a nuestros paisanos en la
diáspora: Manuel Clavijo, Guillermo Salas, Manuel Díaz , Rivera y Antonio
Morales, alma mater de este encuentro, a Alfonso Natera por sus múltiples
participaciones en nuestra Carrera Popular de los compañeros de las Nutrias
Pantaneras, que estos días precisamente alcanzó su vigésima segunda edición, a
Amador, Paqui, Daniel, Víctor y por supuesto a Alberto Escalona que con su
presencia ruta tras ruta, compartidas con nosotros , respaldan nuestra pequeña
aportación a esta actividad que como diría uno que yo me sé, ha venido a
quedarse.
Nos vemos en
Las Esclarecidas.
(Juan
Manuel Román García es miembro del Club Senderista 3 Caminos).