viernes, 7 de noviembre de 2014

Muro de Berlín 25 años después



Han pasado 25 años desde su desaparición. Sin embargo, sigue estando presente en la vida diaria de una ciudad demasiado marcada por su pasado. Lo que se conoció como "muro de la vergüenza", símbolo poderoso de la Guerra Fría, que dividió durante 28 años la ciudad y el mundo, ha pasado a ser un reclamo turístico de primer orden. Algunos de sus lugares más emblemáticos aparecen jalonados de figurantes y actores uniformados, donde tampoco faltan las trampas para los turistas, como garitas o casetas de vigilancia falsas. Marx decía que la historia se repite dos veces, una vez como tragedia y otra como farsa.

    Y ello pese al evidente esfuerzo de las autoridades por preservar estos lugares de memoria con un fin didáctico mediante la creación de museos, colocación de paneles explicativos e incluso la habilitación de espacios para la expresión libre de los ciudadanos. Allí donde ha desaparecido el muro, una línea de adoquines nos permite seguir su antiguo trazado en bicicleta, el medio de transporte más utilizado por los berlineses. Esta línea nos lleva a lugares como la puerta de Brandeburgo, el Reichstag, el Checkpoint Charli (cruce fronterizo más conocido y único punto durante la Guerra Fría donde hubo una confrontación directa entre soviéticos y estadounidenses, cuando sus tanques se encontraron frente a frente), Potsdamer Platz (la antigua franja de la muerte convertida hoy en escaparate de la más moderna arquitectura) y, como no, los tramos conservados del muro original con algunos de sus elementos. El más interesante, una franja de más de un kilómetro reconvertida en galería al aire libre por artistas de diversas nacionalidades. Pero desviándonos un poco, bajo una simple explanada que sirve de aparcamiento, el búnker de Hitler, cuya ubicación sólo se ha dado a conocer hace unos años, tras el estreno de la película "El Hundimiento". Y junto a este lugar, el gigastesco monumento a las víctimas del Holocasto, más de 2.700 bloques de hormigón sobre un suelo ondulado.

    Las últimas fotos corresponden a la ciudad de Potsdam, con el célebre puente de los Espias, donde hasta 1988 se intercambiaron prisioneros las dos potencias enfrentadas. Una línea en el centro, así como el tono verde de la pintura utilizada, diferente en cada lado, era la referencia que buscaban espías o disidentes cuando se cruzaban. Esta ciudad fue elegida por los vencedores de la guerra para decidir la suerte de Alemania, y todavía se conserva la estrella roja que colocó Stalin en el jardín del palacio donde se reunieron. En contraste con Berlin, que no duda en mostrar su heridas de guerra, esta Versalles prusiana, de majestuosos palacios, jardines y lagos, esconde todavía muchos enigmas.    










La antigua puerta de Checkpoint Charlie










Zona de Muro East Side Gallery   































                                                        Potsdamer Platz



                                                        Reichstag 







Bunker de Hitler alberga un aparcamiento 



Memorial del Holocausto 





                                                      Puente de los Espías  








Potsdam

















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