Cada 10 de
septiembre Gibraltar se tiñe de rojo y blanco con motivo de la celebración de
su Día Nacional. Una festividad que conmemora el aniversario del referéndum de
1967, en el que sus ciudadanos tuvieron que decidir si deseaban pasar a la
soberanía española o conservar la británica, y creada en 1992 para reforzar su
identidad nacional, la resistencia a la presión hispana, así como reivindicar la
autodeterminación. Por eso ese día, desde temprano, Main Street, convertida en
pasarela callejera, es un río de gente en el que todo el mundo exhibe su orgullo
yanito y resulta un verdadero espectáculo recorrer esta artería principal llena
de colorido y alegría con bandas de música y cuadrillas que consiguen contagiar
a los visitantes.
Existen una gran
variedad de actos para todas las edades en un día declarado fiesta local con
música y baile en diferentes escenarios. El ambiente festivo se refleja también
en balcones, escaparates y vehículos que se llenan de banderas con el castillo
y la llave.
Pero el acto central
es un mitin en Casemates Square, atestada de ciudadanos vestidos de rojo y
blanco, que se ha convertido en la máxima expresión de la exaltación patriótica
yanita. Suele comenzar con la interpretación a coro en castellano de la canción
“Llévame donde nací”, atribuida al guitarrista y compositor Pepe Romano y que
se ha convertido en un himno de los civiles evacuados por los ingleses durante
la Segunda Guerra Mundial para expresar su nostalgia y deseos de volver al
Peñón y que se canta en ocasiones especiales.
Acto cargado de contenido
político, este año se había colgado sobre el escenario una gran bandera de
Gibraltar con el lema “La autodeterminación es nuestro derecho”. Desde la
tribuna intervienen los líderes políticos locales, tanto del gobierno como de la
oposición, así como eurodiputados llegados de las Islas Británicas. Los
discursos suelen reflejar, sobre todo, las tensas relaciones que se mantienen, a
nivel oficial, con el gobierno vecino y derivadas de los numerosos contenciosos
abiertos con España. Sin embargo, este año, bajo un sol de justicia, y ante
unas 10.000 personas, lo más comentado ha sido la invitación pública que hizo
el Primer Ministro a la reina Isabel para que visitara el Peñón como muestra de
apoyo a la población de la colonia reafirmando así su britanidad.
Pero
la apoteosis llega con la suelta de más de 10.000 globos con los colores
nacionales dentro de un marco espléndido. Pero muy criticado este año
por los grupos ecologistas que denuncian los peligros que ello representa para
la fauna del Estrecho, como aves o delfines, que suele engullir sus
plásticos.
En resumidas
cuentas, un gran día para este pueblo que se reúne para divertirse y pasárselo
bien al mismo tiempo que destacar las diferencias que les separan del entorno que
les rodea. Pero también para expresar el mestizaje, el cruce de culturas que ha
sido siempre Gibraltar dentro del Mediterráneo.