jueves, 17 de julio de 2014

Costa de Granito Rosa


  
Perteneciente al departamento de la Cotes-d´Armor, en la  región  de Trégor de la Bretaña francesa, nuestra nueva propuesta veraniega consiste en un recorrido a través de lo que se conoce como el Sendero de los Aduaneros, entre las ciudades de Perros-Guirec y  Ploumanach, con el faro de Men Ruz como punto intermedio..

Toda la costa bretona se ha señalizado con numerosos senderos a lo largo cientos de kilómetros sin perder de vista nunca el mar y que se corresponden con el denominado GR-34. Dentro de esta fachada atlántica, uno de los lugares más peculiares es un tramo de 10 km. entre Perros-Guires y Trécaste. El corazón de la zona es el Sendero de los Aduaneros. Su historia se remonta al siglo XVII, cuando el rey Luis XIV ordenó una mayor vigilancia de las costas para controlar todas las operaciones comerciales de entradas y salidas de géneros que se  escapaban del fisco. Por ello se dotó a estos lugares de nuevas vías y casetas para los aduaneros.

    Hoy es un sendero cómodo y perfectamente señalizado, apto para realizarlo con toda la familia. Siempre dejado a un lado el municipio de Ploumanach, antigua aldea de pescadores, existen incluso veredas en lugares intermedios para acceder rápidamente al pueblo.

Todo el conjunto se presenta como un mundo aparte con rocas de extrañas formas moldeadas por el mar y el viento a los largo de miles de años. Este caos rocoso no cesa, así como una fantástica sinfonía de colores. La luz se mezcla con los  turquesas del mar y las características formas rocosas de color marrón y rosa esculpidas por el océano y el viento. Y con la puesta de sol y la inclinación de la luz, el granito adquiere diferentes colores entre el rosa y el anaranjado. Dicen que para encontrar algo parecido hay que viajar a Córcega o a China.

A lo largo de la ruta nos acompañarán en todo momento las gaviotas y esa mezcla única de mar, viento y salitre. Llegados al faro, que enseguida reconocemos porque hemos visto su silueta multitud de veces en esas famosas fotos marinas, se incrementa ese caos de piedras rosas y podemos jugar a adivinar sus formas en  cresterías y  roquedos. Dicen que los bretones son muy aficionados a las leyendas y proyectan su imaginación sobre estas rocas.

La excursión acaba en la playa del pueblo, donde está el famoso oratorio marino y en lo más alto el castillo. Todo este increíble mundo mineral es hoy una reserva natural de gran valor que atrae a numerosos visitantes.










































































  



























miércoles, 9 de julio de 2014

Basilea en verano




Durante el verano el centro de gravedad de la ciudad suiza de Basilea se traslada al Rin. Esta vía fluvial se ha convertido en uno de sus símbolos y en la estación estival una zona recreativa por las ganas que demuestran sus habitantes de disfrutar del río. Nadar en este río es una de las diversiones favoritas de los basilenses e incluso de los visitantes que no se resisten a lanzarse al Rin para sumergirse también en el espíritu de esta ciudad. Sorprende ver tantas cabezas flotando en el agua sorteando el intenso tráfico de barcos y de lanchas, pero sólo hay que acudir a una de las casas de baños que están a lo largo de su rivera y desde allí dejarse llevar corriente abajo para experimentar el placer de recorrer la ciudad desde el agua. Una diversión refrescante que contagia a todos a todos por igual, muchos de ellos con flotadores adosados, participando en el espectáculo de la natación popular a lo largo de dos kilómetros. Incluso existe un día oficial de la natación en el Rin y miles de personas de todas las edades se dejan llevar por el río para pasar por debajo de sus seis puentes. El más hermoso de todos, el Mittlere Brucke, es uno de los más antiguos de Europa y cuya construcción se remonta la siglo XIII.  

El Rin divide a Basilea en dos partes y otras de las diversiones es cruzarlo en trasbordador, como hacía sus antiguos habitantes. La antigua frontera del Imperio Romano es hoy día la vía fluvial más utilizada de la Unión Europea. Nace en los Alpes suizos, vierte sus aguas en el lago Constanza para iniciar después un vertiginoso descenso hasta Basilea, donde ya es navegable, y  desembocar en el Mar del Norte. Es por tanto la única salida al mar de este país y punto de encuentro de Suiza, Francia y Alemania. Dicen los suizos que es único lugar donde se siente el mar.

Pero el centro histórico de Basilea también constituye por sí mismo un formidable reclamo. Las imponentes torres de la catedral del siglo XV dominan todo el horizonte, y junto a este templo, donde está enterrado Erasmo de Rotterdam, existe una amplia plaza, Munsterplatz, convertida también en otro lugar de diversión veraniega porque allí se ha montado un cine al aire libre con numerosos chiringuitos. Asimismo, encontramos animación a todas horas en la histórica plaza del mercado (Markplatz), donde late el corazón de la ciudad, y se encuentra el ayuntamiento con sus fachada de color rojo y pinturas alegóricas.