Esta
mole caliza, donde la leyenda sitúa una de las columnas de Hércules,
es un espacio natural que nos recuerda en muchos aspectos su entorno
más inmediato pero constituye en realidad un enclave multicultural
único. A la largo de la historia se ha distinguido por representar
un cruce de culturas, religiones, lenguas y costumbres, en cuyas
calles se mezcla el acento andaluz con el británico. Sin embargo,
nos permite también, como en pocos lugares, la posibilidad de tomar
conciencia de la vida de frontera, al mostrarnos la realidad de
dos poblaciones vecinas separadas por cuestiones de índole política.
Por
otra parte este enclave nos ofrece numerosas posibilidades para
practicar el senderismo a la vez que conocemos nuestra historia Se
trata de utilizar estos recursos para su aprovechamiento pedagógico.
Por eso ofrecemos una propuesta consistente en una salidad a esta
colonia bitánica de estudiantes del último año del Bachillerato
de un centro educativo de la comarca vecina del Campo de Gibraltar.
En numerosas ocasiones hemos oído que los habitantes de un lado y
otro de la verja han vivido a espaldas unos de otros. En este sentido
la muchos de los expedicionarios tenían un conocimiento muy
superficial del Peñón pese a tenerlo al lado.
La
primera imagen que nos ofrece esta roca, todavía en la
lejanía, es la de una fortaleza inexpugnable. Y aún más tras
acceder a ella a través de las pistas de su aeropuerto y de unos
túneles y murallas que evocan los años de guerras y asedios.
Por lo que todo allí refleja la función militar que ha tenido hasta
fechas muy recientes. Pero hay que subir a lo que hoy constituye
una importante reserva natural, con una gran masa forestal
dentro de un perímetro de unos 10 kilómetros, para descubrir una
realidad bien distinta. Un espacio y unos paisajes que han
permanecido ajenos a los avatares de la Historia y que respiran por
todos lados un aire andaluz y mediterráneo. Una de nuestras primeras
paradas debe ser en los túneles de la Segunda Guerra Mundial,
excavados durante los primeros años de la década de los años
cuarenta, un entramado defensivo de más de 50 kilómetros con
hospitales, reservas de agua, depósitos de armas y barracones, y
donde se puede explicar los pormenores del conflicto bélico en la
zona. Un poco más arriba la recreación histórica del Gran Asedio
del siglo XVIII nos quiere poner en contacto con este cerco. A
continuación nuestos pasos nos llevan hasta el acantilado situado en
su parte norte, donde se encuentran los túneles de ese asedio, para
iniciar desde allí una fuerte subida hacia uno de los puntos
geodésicos y disfrutar de unas extraordinarias vistas sobre la bahía
de Algeciras, el Mediterráneo, las costas y montañas de las
provincias de Cadiz y Málaga y, a nuestras espaldas, el
Estrecho y las costas africanas con el imponente monte Yebel Musa que
durante muchos siglos ha sido el límite del mundo conocido, la
última frontera de los antiguos navegantes. Nos ofrece también
una perspectiva inolvidable desde estos escarpes rocosos de la
vertiente este del Peñón, más desconocida y salvaje. En gran parte
del recorrido conocimos los famosos monos de Gibraltar que se
aprovecharían de un grupo tan numeroso para depararnos alguna
sorpresa.
Si
queremos bajar por uno de estos acantilados hay que seguir caminado
hacia el sur por un sendero que nos lleva hasta las baterias O´Haras
para conectar con lo que se conoce como Escaleras del Mediterráneo.
Se trata de una de estas laderas casi verticales, a veces no aptas
para personas con vértigo, y donde se alternan en forma de zigzag
escalones de piedra caliza y veredas, y siempre con la costa a
nuestros pies. En algunas de estas paredes encontramos las
omnipresentes garitas e instalaciones militares, pero también cuevas
de habitación prehistóricas de difícil accceso y desde donde
nuestros antepasados controlaban el Estrecho. La senda termina en el
cementerio judío del siglo XVIII, una terraza natural con
vistas sobre la zona más al sur y donde se sitúa el faro de
Punta Europa. El camino de vuelta se puede hacer a través del Jardín
Botánico y continuar por la artería principal camino de la animada
plaza Casemates, epicentro de la ciudad.
En
resumidas cuentas, y lejos de cualquier otra consideración, un
espacio con numerosas posibilidades para entrar en contacto con la
naturaleza, la historia y con nuestra realidad más inmediata que no
haý que desaprovechar.
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