Se trata de una villa de veraneo
de estilo oriental que fue construida por Gaudí en la localidad cántabra de
Comillas entre 1883 y 1885. Se ha definido como un girasol arquitectónico
cubierto de cerámicas con motivos arabescos. En este sentido este edificio
derrocha exotismo y color.
El nombre de esta obra de la
época joven de Gaudí, por encargo del propietario Máximo Díaz de Quijano, y
conocida también como villa Quijano, se debe a la utilización de algunos
elementos como la torre de inspiración persa, los originales trabajos de hierro
forjado y esa mezcla de colores y materiales. Todo un capricho de la
arquitectura.
En todo el edificio se encuentran
referencias al mundo natural. Nos llama la atención la presencia del girasol.
Dicen que está construida para seguir al sol, para captar la luz, y sus
estancias se distribuyen en función de la posición del sol. En este sentido el
sol ilumina la casa desde el este, donde está el dormitorio, al este, según
cómo se organizaba el día su dueño. Puesto que la estructura de la casa está
adaptada a sus gustos y necesidades
Las estancias son diferentes y cambian los artesonados de los techos, las decoraciones de los muros y las puertas y ventanas.