Hace ahora cien años, en 1921, el
ayuntamiento de Córdoba convocó por primera vez el Concurso de Patios, Balcones
y Escaparates. Aunque ante la escasa respuesta recibida, no volvió a celebrarse
hasta 1933. Pero el estallido de la guerra civil iba a provocar una nueva
interrupción y esta tradición no iba a recuperarse hasta 1944. Durante estos años se iban a establecer los
primeros criterios de valoración de los patios, de modo que el jurado tuvo en
cuenta la arquitectura, la decoración y el tipismo de los mismos. Desde 1956 ya
pasó a denominarse Festival de los Patios Cordobeses. Además se estableció que los
patios debían adornarse exclusivamente con flores del tiempo para valorar la
autenticidad. .
En 1988 en las bases se precisaron
los aspectos ornamentales que debían valorar el jurado: variedad floral,
cuidado de macetas y arriates e iluminación natural. Y durante la década
posterior los patios se distinguieron entre arquitectura "antigua" y
"moderna", otorgándose galardones que responden a aspectos
específicos como la conservación arquitectónica, la decoración natural, el
esfuerzo vecinal o el uso artístico del agua.
En la actualidad se siguen distinguiendo
esos dos tipos de patios: de arquitectura antigua y patios de arquitectura
moderna o renovada. Los primeros son aquellos que han sido construidos hasta la
década de los sesenta y que conservan sus principales características
estructurales.
En cambio, los patios de
arquitectura moderna son aquellos que pertenecen a una nueva vivienda edificada
tras la demolición de una anterior o que han sufrido tal nivel de intervención
que han perdido sus elementos más significativos.