La belleza de La Alhambra se torna en misterio
al caer el sol. Sus colores, olores y el sonido del agua siguen cautivando por
igual, pero el hecho de recorrer los Palacios Nazaríes sin apenas visitante lo
convierten en un remanso de paz y sosiego en el que todo cobrar una dimensión
distinta.
Sus
yeserías y carpintería, y toda la riqueza ornamental de este complejo formado por
los palacios de Mexuar, Comares y Leones, última huella de los gobernantes de
Al-Ándalus, destaca aún más en medio de ese juego de luces y sombras. Estos
claroscuros lo envuelven en una atmósfera
en la que es posible imaginarse
otro tiempo.
Este reportaje fotográfico se
realizó durante una visita organizada por
“Hespérides”, Asociación Andaluza de
Profesores e Investigadores de Geografía e Historia, Ciencias Sociales y Humanidades,
en el marco del III Congreso Nacional “La Historia Moderna y la Enseñanza Secundaria”.