Un paraíso para practicar el senderismno
invernal con raquetas de nieve. El Valle
de Arán nos ofrece numerosas posibilidades y una de las rutas circulares más
conocidas es la que lleva desde Pla de Beret hasta el Santuario de Montgarri, de
unos 12 kilómetros de distancia que se pueden hacer en unas cuatro horas. Asequible,
por tanto, para mucha gente con poco más de 200 metros de desnivel de bajada y
otros tantos de subida.
La ruta comienza en el aparcamiento del
complejo de la estación de esquí de Baqueira Beret. En nuestro caso, el tramo
de ida lo hicimos por una pista utilizada por los esquiadores de fondo que poco
a poco se va convirtiendo en un cómodo descenso, paralelo en algunos tramos al
río Noguera Pallaresa, que nace muy cerca de donde nos encontramos. En nuestro horizonte
preciosas vistas de este entorno blanco. Nos cruzamos con algunos carros
empujados por caballos de montaña que le dan a todo lo que nos rodea un aire que
se nos antoja navideño. A nuestra izquierda nos encontramos con un antiguo
refugio de montaña ya abandonado, hasta que se divisa en la distancia la torre
del santuario de Montgarri. Tiene su origen en el siglo XII pero la actual construcción
es del XVI. A su alrededor apenas quedan edificios puesto que en los años sesenta
abandonaron sus últimos vecinos el que estaba considerado como el poblado más
frío de España, ya que su temperatura media anual no supera los 5 grados.
Sin embargo, el santuario lo encontramos
abierto y pudimos visitarlo. Junto a la talla de la virgen que da nombre al templo,
en su interior existe una pequeña muestra fotográfica que recoge diversos
aspectos de la vida de aquellos habitantes. Junto al santuario actualmente existe
un refugio muy utilizado por esquiadores y montañeros, denominado Amics de
Montgarri.
La vuelta la hacemos por una
pista forestal por la que en invierno discurren las motos de nieve y a la que
accedemos a través de un empinado atajo. Tras enlazar con el camino principal, caminamos
entre pinos y con las últimas luces del día que hacen aún más bellas las
panorámicas que nos rodean. Pero la brusca bajada de las temperaturas hace que
tengamos que acelerar el paso. Muy cerca ya de nuestro destino final nos
encontramos con trineos tirados por perros de montaña que se preparan para
pasar la noche.