En algunas zonas de esta Serranía la
tierra es poco apta para el cultivo, a pesar de ser la actividad agropecuaria
su principal recurso y la que ha proporcionado la mayoría de las ocupaciones,
junto a algunas pervivencias artesanales.
Todavía a finales del siglo XIX
la Sierra de Cádiz tenía un carácter económico deprimido y casi marginal.
Dentro de este ámbito claramente rural, los habitantes de esta zona del
interior de la provincia gaditana han padecido un secular aislamiento y el
pastoreo se ha presentado históricamente como la única alternativa para una
población en clara regresión demográfica.
La ganadería, por tanto, ha representado
durante muchos años el pilar de su economía y los usos y costumbres de sus
habitantes también han estado ligados a este sector. Pero los pastores tenían
que enfrentarse a un medio hostil por la dureza del clima, las dificultades de
un terreno extremadamente accidentado y la falta de comunicaciones. Para
facilitar su tarea se fueron levantando una serie de pequeñas construcciones de
una sola planta junto a pozos de agua para cobijarse en caso de necesidad en un
medio tan inhóspito.
Estas construcciones se encuentran hoy
perfectamente integradas en el paisaje e incluso se han convertido en un
atractivo más dentro de una zona que poco a poco ha ido descubriendo su gran potencial natural y
turístico y a la que se están acercando numerosos senderistas que hoy pueblan
sus históricas veredas en otro tiempo poco transitadas.
En este contexto, la ruta conjunta de
los clubes senderistas 3 Caminos de
Ubrique y Camino y Jara de Algeciras
proponía un recorrido por algunos de esos lugares, que hoy se ha querido
rebautizar como la Ruta de los Refugios. Sin duda una atractiva oferta
senderista por una zona de cumbres y profundos valles calizos y llanuras de
sedimentación
Nuestra ruta, de unos 20 kilómetros,
parte del casco urbano de Villaluenga en dirección al puerto de Las Viña para,
a continuación, enfilar hacia los Llanos del Republicano. Desde estas
inmensas llanuras ya podemos divisar la
Sierra de Libar, que tenemos que superar por un antiguo paso empedrado en dirección
al puerto del Correo, en el límite de las provincias de Cádiz y Málaga. A mitad
de ascensión, está perfectamente indicado, tenemos que girar hacia nuestra derecha para
encontrarnos con el primero de nuestros objetivos, que no es otro que el
refugio del Puerto del Correo, que nos sorprende por su buen estado de
conservación.
Después de una breve parada seguimos
ascendiendo hacia nuestro segundo refugio. Caminamos ahora por un valle pedregoso
encajonado entre las Sierras de Líbar y Blanquilla. El camino se encuentra
jalonado por pequeños hitos de piedra caliza que simulan esculturas por su
originalidad y variedad de formas. Pronto llegamos a la Casa de Navazo de
Líbar, también conocida como Casa del Pinsapar, por el impresionante ejemplar
que hay junto a esta bonita construcción. Un lugar ideal, también, para hacerse
la foto de familia los dos clubes senderistas, y que, a pesar de la sequía,
conserva sus verdores
El siguiente objetivo es el Refugio de
Barea, más encajonado que los anteriores al estar rodeado de grandes moles. A
partir de este punto se emprende el descenso que debe llevarnos a la Casa de la
Huerta de Barrida, último de los refugios, y que tiene actualmente actividad
ganadera.
Buscamos el Río Barrida y lo encontramos
completamente seco, por lo que podemos caminar por su cauce sorteando grandes
piedras. Tras ello el paisaje cambia de manera radical porque nos encontramos
con una gran masa forestal y se nos antoja que estamos en una zona de transición
entre los parque naturales de Grazalema y de Los Alcornocales. Para acceder a
la Cañada de los Gamonales, ya dentro del término de Ubrique, tenemos que pasar
por la zona conocida como Retamoso.
Tras un pequeño tramo por el
asfalto de la carretera de Cortes de la Frontera, llegamos a los Veinte Pilares,
con Ubrique en el horizonte, y donde 3 Caminos nos obsequia con una merienda,
que sella una vez más la hermandad que existe desde hace años entre los dos clubes.