Cada mes de diciembre el casco antiguo
de Ubrique se convierte en un belén para recrear el nacimiento de Jesucristo.
Es algo que no debe extrañarnos porque muchos viajeros que llegan por primera
vez manifiestan enseguida que este pueblo blanco recostado a los pies de una
gran mole caliza parece un “portal”.
Ciertamente esta localidad gaditana no necesita ninguna transformación
porque su entorno natural y urbano facilita esta recreación. Incluso, muchas de las escenas se desarrollan
en el interior de las viviendas de los propios vecinos que apoyan de esta
manera esta feliz iniciativa de la Asociación de Vecinos de la Plaza de la
Verdura y Casco Antiguo, que este año ha alcanzado su XVII edición.
Tomando como epicentro la plaza de la
Verdura, podemos dejarnos llevar por su entramado de calles para irnos
encontrando con las diferentes escenas, que de la manera más natural se van
sucediendo ante nosotros. Pocos escenarios como estas vías de trazado medieval.
Los oficios artesanos, comerciantes, pastores y pescadores aquí se nos
presentan con mayor verosimilitud porque aparecen representados en un escenario
que se nos antoja real. Incluso en algunos rincones, como la posada, el huerto,
la escribanía, la carpintería, la alfarería y el mercado, podemos sentirnos un
personaje más. Sin olvidarnos de los colores y los aromas a lo largo de un
casco antiguo declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto
Histórico.