Los
habladores del parque. Esta esquina del Hyde Park de Londres se ha
convertido desde 1872, cuando se aprobó una ley que permitía los
discursos públicos, en un punto de reunión permanente de oradores y
algún que otro excéntrico. Merece la pena acercarse los domingos
por la mañana cuando miembros de grupos extraparlamentarios e
incluso partidos unipersonales explican sus planes para mejorar la
sociedad, mientras unos escuchan y aplauden, otros abuchean sin
piedad. Una muestra de parlamentarismo popular. Siguiendo la antigua
tradición, los oradores se dirigen al público subidos en un
pedestal buscando la inmunidad que le concedía la citada ley al no
pisar suelo británico.
domingo, 22 de febrero de 2015
jueves, 12 de febrero de 2015
Picacho de Castillejos y Cruz del Juanar. Donde acaba Marbella.
A espaldas de esta ciudad de la
Costa del Sol se encuentra una sucesión
de montañas que no deja de sorprendernos por su riqueza natural y las
posibilidades para la práctica del senderismo e incluso del montañismo.
Ciertamente el brillo de este enclave turístico oculta una naturaleza
inesperada. Hasta que no se sube a las cotas que la rodean no puede tomarse
conciencia de un entorno donde las elevaciones malagueñas se encuentran
directamente con el mar. Podemos disfrutar de vistas y ecosistemas muy
interesantes y desniveles de más de mil metros. Todas las emociones que nos
pueden ofrecer la alta montaña.
El refugio del Juanar suele ser el
centro para iniciar cualquier excusión y de allí parten las diferentes rutas.
Existe un hotel que antaño fue uno de los primeros paradores de España y
enseguida experimentamos que nos encontramos en un ambiente montañero distante
sólo a unos 17 kilómetros de Marbella. Podemos partir del centro comercial La
Cañada en dirección a Ojén para después desviarnos por la carretera M-469 que
nos lleva serpenteando hasta el refugio.
La propuesta senderista del club
senderista Camino y Jara, y de su rutero Daniel Aragón, consistía en superar
dos cotas, Castillejos y El Juanar, con unas variaciones de nivel acumulado de
más de mil metros y unos 19 kilómetros de recorrido que se pueden cubrir en
unas 9 horas. Para empezar la ruta hay que desandar unos 800 metros para seguir
las indicaciones de la denominada Ruta del Pozuelo. Hay que bajar hasta el
arroyo del Juanar para después iniciar un ascenso de casi dos kilómetros y
medio por un camino bien definido. El frío tempranero desaparece cuando los
primeros rayos nos anuncian que el sol nos acompañará durante toda la
jornada.
Llegados al Puerto del Pozuelo
nos encontramos con la primera bifurcación. Debemos desviarnos a nuestra
derecha para continuar ascendiendo y atacar directamente el Castillejos que,
con una altura de 1.238 metros, representa la máxima elevación de Sierra
Canucha. Aquí las rocas se imponen a la vegetación y durante los últimos metros
de subida hay que olvidarse de los bastones para utilizar las manos. Una vez
arriba dominamos el entorno. Lo más llamativo son las cretas de los
inexpugnables Cuchillos de Sierra Canucha de difícil acceso y un reto colosal
para cualquier montañero. Este entorno domina buena parte de las sierras
malagueñas. Sierra Real, Sierra de las Nieves y algunas poblaciones como
Yunquera.
Hay que volver por el mismo camino
para recuperar nuestra senda. El paisaje es más variado con pinos y encinas y
algún pinsapo aislado. Vamos bordeando los valles hasta llegar al alto de la
Viborilla. Después un nuevo valle con formaciones rocosas que en muchos
aspectos nos recuerdan a las sierras gaditanas. Ya entonces se divisa el alto
de la cruz del Juanar en Sierra Blanca. Nueva bajada pronunciada para
adentrarnos en el sorprendente inesperado Pinar de Monterrey. Desde allí
conectamos con una senda que es común a La Concha y muy utilizada por
excursionistas.
El alto de Las Allanas merece un
descanso antes de atacar definitivamente el Juanar. Una vez arriba hay que
asomarse a todas sus vertientes. Porque
todo el Juanar es un balcón. Hacia el norte un horizonte infinito de montañas y
hacia el sur Marbella y sus costas. Un balcón natural ante el que nadie se
resiste a sacarse las fotos con la ciudad al fondo. Es también un lugar de
peregrinación reconocible desde la costa. Bajamos por la cara este, la más
pronunciada y directa, con un desnivel muy grande. El primer kilómetro por un
sendero pedregoso, a veces irreconocible, hay que hacerlo con mucha
precauciones y a paso de tortuga por las rocas sueltas y con la ayuda de
bastones.
Hasta
que llegamos al alto de Marbella. Un nuevo entorno de mucha riqueza, con
miradores para ofrecer nuevas vistas de la cota que hemos dejado a nuestras
espaldas. Otra bajada por un sendero más cómodo pero ya nada resulta fácil
porque las rodillas están castigadas. Los paisajes van cambiando conforme vamos
perdiendo altura. Dejamos a nuestra derecha el mirador del Macho Montés, donde
se hace una romería, y la zona de Puerto Rico. También nos encontramos un
montaña de paredes verticales ideales para la escalada. La jornada acaba cuando
nos encontramos con las primeras casas de la ciudad y el asfalto de la
carretera de Ojén.
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